sábado, 6 de agosto de 2011

PENSANDO FUI A DAR CON MI CUERPO ROTO (de Almas migratorias)


Hoy me levanté
con las pupilas dando saltitos en la cuneta
y pensé en el día de los perros:
Ladré como un quiltro más
entremedio de estas calles camino a nada.
Mis ladridos fueron orgasmos de la miseria,
barcos perdidos en el bostezo colectivo:
Pensaba en el pensar.

Pensé en uno de los pocos tesoros
realmente valiosos que van quedando en mi pueblo:
su Poesía
y fui feliz por un momento.
Pensé en las vidas de sus poetas
y vi un montón de ojeras tensas
volando en un cielo que aún no existe.
Pensé en la vida de todos los chilenos.
Pensé en un pueblo que fue herido en su sien
con una botellazo cobarde del lacayo.
Pensé en la fantasmagoría de un sueño perdido
que aún aletea por algún rincón
del inconsciente colectivo de este, mi pueblo.
Pensé en mi niña
y sus pupilas que comenzaban a dilatarse en mi sombra.
Pensé en ti Bobi
y en tu madre saltando desde el tercer piso
para extirpar su sombra de este mundo.
Pensé en ti Marco
y me dolió el universo en tus cascadas
llenas de una inocencia agujereada por el desarraigo.
Pensé en las madres, en todas las madres,
y vi a mi madre llorar de espaldas al mundo
y vi colgar una paloma muerta entre los cables.
Pensé en Medea
y sentí la pasión que recorre la historia humana
sin ser tomada en cuenta.
Pensé en César Vallejo
y conseguí un refugio acogedor
en medio de toda esta basura.


Pensé en lo difícil que es el pensar.


Pensé en lo difícil que es escribir
entremedio de las hojas secas de un jardín muriéndose muerto.
Pensé en lo difícil que es el Verbo.

Pensé en la Carne

Pensé en los gusanos que me esperan
allá,
jadeando en el silencio de los siglos.

Pensé en la carne de mi pueblo.

Pensé en la Vida

Y en el pensar me fui muriendo.
En el pensar me fui muriendo.