martes, 22 de septiembre de 2015

ME RÍO JUNTO A USTEDES




Escuchábamos The Fugees ese día,
era invierno y los tres guardamos silencio,
la lluvia caía a ratos,
acariciaba el techo de la pieza
mientras Lauryn Hill nos transportaba
con su voz
al planeta que nunca habitaremos:

Killing me softly with his song!

Apenas rozábamos los veinte años
y leíamos a Marx bajo la lluvia.
Para vivir intentábamos soñar en fuga
y para respirar nos inventamos el mito
de que éramos poetas
y así
comenzamos a cazar imágenes
que me apuntan al centro de mi centro
en días como hoy, donde
ni la poesía
sirve para superar el tedio
ni el olor a fierro en las manos
alcanza para tragarse el cuento
de una ciudad que se miente
puertas adentro y puertas afuera,
se mira de reojo y frunce el ceño
cuando se habla más de la cuenta,
cuando se muestra más de la cuenta
y aparece un cadáver
en el televisor
de una falsa familia católica
que se ruboriza mientras toma el té
y se quema los dedos
con su silenciosa mentira:

Era invierno, un largo invierno,
y los tres supimos del silencio.

Teníamos veinte y dos años
y vimos como corría la sangre bajo las mesas.
Viajamos por la península del tsunami
y en cada pueblo fuimos dejando una flor
para recordar el pedacito nuestro
que quedaba en ellos.
Volvimos a escuchar rap,
Tiro de Gracia,
y en la carretera nos quedamos horas enteras
jugando a romper una botella
con todas las piedras que traíamos en el corazón.
Caminamos,
caminamos en círculos y bandadas
hasta encontrar la bóveda
en la cual todos guardaban sus secretos
y sacaban la máscara que cubría sus días
con la sonrisa pálida del desarraigo

Cuando el juego se hace verdadero
te quemas con un fuego muy violento

Teníamos veinte y dos años
y la vida abría sus puertas
de par en par.
Hoy tengo veinte y ocho
y el absurdo habita en mi cabeza,
miro la foto en que los 3 reímos
y me río con ustedes
que aprendieron a escribir desde el silencio.

Me río junto a ustedes que rabiosos
abrieron su cuerpo
y conocieron el afuera de este tiempo.