martes, 19 de noviembre de 2013

PANTEÍSMO A MI DIOS HECHO FIGURA


A Sebastián Abarca, hermano.


En la mosca que se pierde cada un rato
encontré la foto de tu cuerpo mutilado.
En las noticias de un diario electrónico
te vi por última vez.
En las manos de otro atardecer maipucino
me quedé esperando que volvieras
y me dieras una patada en el hígado
y me partieras la consciencia
y mi jardín cantara
y tú no estuvieses nunca más muerto.
En la mosca que se pierde a cada rato
en este cielo que fue nuestro,
en tu corazón abierto que irradia el magma necesario
en la poesía que busca lo inefable
en la vecina que se arranca de la plaza
en mí y en ti
en tus ojos y en tu barba
en tu abrazo, en el silencio que nos espera,
en la luz, en la energía que liberaste
y en el campo abierto que emerge desde tu canto
esperé que vinieras con el moño tomado
y volvieras a alegrar las calles muertas
que transito,
la saliva inmerme,
el semáforo en rojo y la falta de coraje
las sacaras de una patada en el culo
y me zamarrearas con tu mano espartana
y yo quedara temblando.

En la mirada con que apuntas a la cámara,
en la última foto tuya en que te tengo con vida
hermano mío,
palabra y piel
canto y cuneta
en la última foto que tengo aun en el celular
te atrapo y te celebro.
En la última canción que tocaste con tu cuatro
y en la piedra que lanzaste
al corazón de la época.
En el corazón de Latinoamérica
en Chiloé, en Rosario,
en Valdivia y en Los Vilos,
en Maipú y en Valparaíso
en Las Palomas y en cada una de las plazas
donde cantamos juntos la estafa de los años
y parimos la mirada
y aprendimos a mirar el mundo
y el mundo nos miró.
Infancia postdictadura
juventud educada bajo una casta hipócrita de arrepentidos:

en cada momento histórico
me enseñaste a meter la lengua más allá del alma.
A poner la bala en la testa
y esgrimir un cielo nuevo
cada vez que viene con nosotros el canto:

Canto y tierra,
humedad sudaca llena de tribus y chanchitos
y tu boca delirante encima de la mesa.
Te amo y me siento a comer contigo,
llevo a mis muertos en la lengua
llevo mi espíritu colgando entre los dientes.

Llevo conmigo al maldito tiempo de tu ausencia
llevo estos versos quemando la pena
llevo tu sol lleno de manos
y te llevo fuerte en la carne
y a veces creo, o quiero creer,
que aún el norte nos espera,
que Lima es la Roma de nuestras pestañas
y la cruz que llevaba la muerte
en aquella carretera
no supo poner el arpón macabro al medio
de tu pecho continental.
Quedaste en medio de la carretera,
no podría haber sido otro lugar.

Te hiciste más enorme,
el cuerpo, esa colección de huesos,
te quedó pequeño y tenías que estallar.
Reventar, repartir, recrear.

Sacar tus manos de debajo de la tierra
y señalar con el dedo extendido:

“Tantos muertos que veo allá arriba.
Pongan una batería, revienten todos los espejos
y vayan a hacer explotar
todo eso que nos dijeron que es,
pero que al final del día NO es”

Tu epitafio es la vida que dejaste entre nosotros
Nuestra plegaria es caminar sin detenernos.

La muerte es una telaraña que rompiste
antes de morir.

La muerte la hemos martillado con el tiempo.



martes, 12 de noviembre de 2013

EL NIDO DE LA LENGUA



La verdadera poesía no habla de los muertos.
La verdadera poesía habla con los muertos.
La verdadera poesía no habla de los oprimidos.
La verdadera poesía habla con los oprimidos.

La Lengua cuando se pone en movimiento
pone en movimiento al Espíritu,
viene con todas las voces
que resuenan en los márgenes y el centro
viene con todos nuestros muertos colgando en la espalda
y con nuestros vivos
llevando el pan para sus casas.

La tierra hecha piel
señala que el Canto va entrando bien en la raza

La Lengua cuando se mueve
lleva la espalda llena de cruces,
viene con toda la sangre caliente,
hirviendo por salir a dar la pelea
contra una guitarra hecha pedazos en la carretera.
A orillas de un camión que se llevó mis dedos.

La Lengua está intersectada por un montón de cometas
agujereada y disfrazada por distintas manos y mafias.
La Lengua no alcanza para cubrir la poesía
la poesía es la Lengua del origen,
del conflicto económico
y de los cuerpos colgando en las ventanas del infierno.
La poesía es la lengua cotidiana
hecha un cinturón de estrellas muriendo en el Universo de al frente
la poesía es el camino que recorremos
la vena encendida por el solo hecho de ser cierta.

El poema está bañado en la Memoria
o es mejor que no salga a la calle
si no saluda a los vecinos
quiere decir que nació para estar tieso

como dijo uno de mis muertos:

la vida es el enjambre perfecto
la vida es lo que finalmente importa.




sábado, 2 de febrero de 2013

SIETE RECORTES A LA CABEZA DE UN PASAJERO DE ALGÚN DÍA




 

I

 
Dos lesbianas se besan
en el asiento de adelante.
Le gusta la escena.
Le hace creer que está inmerso
en otro valle de valores,
que su pueblo no es mojigato.
Que no vive en Chile
y que tampoco sabe en qué país.

Pero ahí está,
sentado en esa micro
separado de este infierno por un vidrio
que más encima está apiedrado en su centro ocular.
Trisado como el siglo XX de este país
País Esquizofrénico
con la Memoria metida en un callejón lleno de ratas
pero con su quintaesencia no olvidada.

Levantada hacia ningún Señor.

 
II
 

Se quiebra un vidrio
y cada pedazo roto
escenifica en su pulpa
el Vía Crucis popular:
 
  Sentado vamos pasándola.
  Metro de Santiago: habitáculo en el cual
  las pupilas se aletargan en silencio.

  Con tus agujeros negros
  clavados en los míos
  me conformo.

 
(Nadie dijo que esto era fácil) 

III
 
No hay destino.
Se pudrió la brújula
y los versos quedaron huérfanos.
Se arrancó la imagen que los aglutinaba.
                         La Vieja que los cuidaba.
No hay banda, no hay ritmo posible.
Yo tampoco sé hacia donde.

Maldita incertidumbre.
Malditos griegos y su constante pregunta por el Logos.
Maldita zozobra.
Maldito sistema de transporte.

       Imprecar en el vacío
       con el arpón listo para dar muerte.
       Ser un Vagabundo del Dharma
       y comenzar a crear con la mochila puesta.

 
Imprecar en el vacío
imprecar la época
ladrar en la oscuridad de
dos postes chocando en la misma esquina de siempre.
 

IV

Cuando el mundo tira para abajo
es mejor no estar atado a nada…

 
No quiero a ningún dinosaurio en mi cama.


V


.: . Quiero un sol / que no me acuerde de ti .:.
 

VI

 ¿Fui Yo quien escribió esto?
¿< Yo >  es con mayúscula?
 

VII

 
…Yo estoy flotando en el mismo mar de nunca.
    Ya pronto llegaré.

 

 

    Ya pronto             

 

      llegaré.

 

 

 

 

   

                               

                                              

 

AVE DE RAPIÑA (o algún Dios observando la caída de las Torres Gemelas)






              ¿Cuántos ojos
                se plantan sobre mí
                en este instante?

Quizás los que se esconden
tras su cuaderno
en aquella galaxia de enfrente,
me respondía.
 
               ¡Cuántas hojas
                salen desde mí
                en este instante!.

Oh! Existencia trashumante
ya dudo          hasta de mi nombre:

Quizás deba volver a soñarme.
 
Allá abajo
las dos piernas de un Mercado omnipotente
se hicieron polvo como tantos otros Imperios.
Los callejones incendiaron a la Luna
en su eterna emboscada al silencio.
La policía
           la poesía
continuaron buscando su presa
                en las profundidades:

          Allá donde moría el último deseo,
          allá donde nace el primer mandamiento.
   
        ¿Cuántos ojos
         se plantaron sobre mí
         en ese instante?

La última pupila del desierto
fue arrasada por la mentira de un espacio con tragamonedas.
Caminé toda la carretera como un mortal cualquiera
Me perdí arriba del agujero que follaron los cristianos
Vi los ojos de la historia
en la niña virgen que sangraba en los baños de esas Torres.
Vi los ojos del Apocalipsis
encima de las masas
y no pude seguir.

     ¿Cuántos ojos
     se plantaron sobre mí
     en ese instante?

Todas las hojas ya volaron,
las fui dejando una a una encima de los Anales
perdiendo su rastro
el día en que los del más allá
esgrimieron en los cielos
la mayor obra poética que pudimos imaginar para Occidente:

 Su  Autodestrucción.

No vi ojo alguno desde las alturas.
Sólo volví a ver dos zapatos colgando en la ventana
del último piso de las Torres Gemelas.
Caminé a los brazos del mal padre
y supe que la muerte estaba ahí

 ¿Y las hojas?

        Cayeron como un latino más desde las ventanas.
        Cayeron en busca del sueño americano.

         

 

 

             Nadie sabe ya dónde estarán.