viernes, 17 de octubre de 2014

LABERINTO



Una niña silba en la micro
y te veo mordiendo
ese sonido extraordinario.
Caes a la Historia
como ese capullo mestizo
que sé encriptó en todas las avenidas,
en todas las piezas de la memoria.
Caes a la Historia
como cae el ángel de Benjamin
y tu relato se va caminando
por la delgada línea de la costumbre:

esas estatuas ancestrales
que habitan la cabeza como axiomas
se tomaron los días
y habitaron los pasajes de mi barrio
y cada amigo
llegó contando cómo,
una a una,
las iba coleccionando:

                  llena de murallas
                               pastelones
                               fierros
                               tetas y neumáticos,
                               iba tomando Forma
                               la Norma
                               en sus cuerpos encorvándose

El barrio comenzó a quedar solo
y así tenía que ser,
la estampida comenzó
con dos ángeles que partieron la tierra
para irse a bailar
con el corazón de la época.
Luego partieron otros,
no importa mucho donde,
todos parten a lo mismo,
replican la misma vida
en diferentes nidos
y yo aún no encuentro el rumbo,
mis poemas no saben
hacia donde van
   se les corta el ritmo
   se les mutila
   en alguna pieza concesionada por el Estado
   se les quita el dinero
   y se les viola
   con el plástico que cae en todas las mesas:

quizás elegí la poesía
por dolor, desacato
o hasta por rabia
quizás escribo
para no morir de pena,
quizás mis poemas se parecen a mis amigos
quizás mis poemas se parecen
a la agonía de una época
y al parto de otra,
quizás mis poemas se parecen a mi barrio

a ese barrio en el cual
nos quisimos mucho
pero los barrios se acabaron
hace años en mi país,

hace años que se vienen acabando
muchas cosas en este país

hace años que los poemas  
se llenan de polvo en las bibliotecas

hace casi dos años
que se fueron de aquí.